Cuando Chivas y Atlas se batían en la época amateur



El Clásico Tapatío ese partido que divide una ciudad. Hoy es un viaje al pasado, a los años donde el Guadalajara y el Atlas se midieron por primera vez (¡sí, antes de 1943!), con partidos que mezclaban balonazos, trancazos y 

1916: El primer choque fue...

Todo empezó el 15 de septiembre de 1916, apenas un mes después de que el Atlas se fundara. El escenario: un terrenito junto al Country Club de Guadalajara. Las familias llegaron en calandrias (carruajes de la época) para ver el duelo.
¿Qué pasó? Pues un balonazo histórico: Rafael Higinio Orozco (Chivas) le reventó los anteojos a Tony Orendáin (Atlas) de un disparo. El pobre Tony quedó con los ojos morados y… ¡zas! Se armó la bronca. Jugadores, familiares y hasta el perro del vecino se enredaron en agarradas. Al final, el árbitro Ignacio Calderón suspendió el partido sin goles, pero con un chisme que duró 100 años.

El Torneo de Primavera de 1917: Arbitraje “robado” y un boicot

El primer duelo oficial fue en 1917. Atlas ganó 2-1, pero las Chivas no tragaron saliva: “¡Nos robaron!”, gritaron. El árbitro Justo García Godoy se convirtió en el villano, y el Guadalajara se plantó: “No jugamos más torneos hasta que renuncie”. Y así fue: el Rebaño se ausentó de la liga 1917-1918.

Pero la historia no terminó ahí. Cuando el Atlas ganó el campeonato, las Chivas los retaron a tres partidos de revancha. Atlas ganó dos (uno con refuerzos piratas del extinto Club Colón), y el pleito por los árbitros siguió calentando la rivalidad.

El Mito del 18-0: ¿Goleada real o cuento?

Los atlistas juran que le endosaron un 18-0 al Rebaño en 1917. Hasta salió una nota en El Informador en 1965, pero… no hay pruebas. Ni actas, ni alineaciones, ni testigos. Hasta Jaime “Tubo” Gómez, leyenda chiva, se burlaba: “¡Puro cuento pa’ alimentar ilusiones!”.

Los años 20: Época de revanchas y goleadas

La década de 1920 fue un sube y baja:

1918-19: Atlas dominó con un 2-1 y un 4-0.
1921-22: Chivas cobró venganza ganando 2-1.
1923: Atlas volvió a humillar con un 3-0.

Pero el 23 de abril de 1933 llegó la goleada histórica: Chivas le metió un 8-1 al Atlas en el Campo de El Paradero. Tomás Lozano y Jesús Herrera fueron los verdugos.

Anécdotas que pintan la época

Estadios “prestados”: Jugaban en terrenos como la avenida Vallarta, donde las piedras del río San Juan de Dios servían de gradas. Si llovía, el campo se volvía lodazal… y el partido, carrera de obstáculos.

Refuerzos tramposos: En 1917, el Atlas se puso vivo. Para el Torneo de Primavera, metió a 7 jugadores del extinto Club Colón (¡equipo que ya ni existía!). ¿Resultado? Ganaron 2-1, pero las Chivas no tragaron saliva: “¡Arbitraje robado!”, gritaron. Tanto se quejaron que boicotearon la siguiente temporada hasta que renunciara el juez.

Clases sociales: Rojiblancos vs. fresas
La rivalidad también era de barrios y modales. Las Chivas representaban al pueblo trabajador, mientras el Atlas era el equipo de fresas (clase alta). Hasta en eso se agarraban del chongo: “Nosotros somos puro sudor”, decían los rojiblancos. “Nosotros, pura elegancia”, replicaban los rojinegros.

Epílogo: Más que un partido, una identidad

Estos duelos no eran solo 90 minutos: eran el orgullo de colonias, el desmadre en las calles y la semilla de una rivalidad que hoy mueve masas. Como dicen en Jalisco: “El que no vive un Clásico, no sabe lo que es pasión”. Y aunque los tiempos cambien, esos balonazos amateur siguen siendo el corazón de una historia que ni el tiempo borra.

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